Un tiempo para sanar las divisiones
Quienes amamos la música clásica entendemos su poder; su poder para elevarnos a estados de pura trascendencia. Trascendemos lo mundano, los problemas en nuestras vidas y en nuestro mundo mientras dure una sinfonía o incluso un solo movimiento.
“Llegué demasiado tarde como para acceder a mi propio asiento y apenas tuve el tiempo suficiente para escabullirme hasta un puesto desocupado en la parte más alejada del escenario, entre dos desconocidos: un hombre alto y bien vestido a mi derecha, y una mujer de estatura y aspecto promedio a mi izquierda. Resultó que los tres andábamos solos. Ni siquiera hubo tiempo de saludarlos antes de que brotaran las primeras notas de la Pasión según Juan de Bach. El programa estuvo sublime y, durante esas dos horas, la música, hábilmente dirigida por la Maestra Urrutia, nos entrelazó a mí y a mis silenciosos acompañantes como si fuésemos uno solo. Podía sentir que compartíamos la experiencia como un viaje a una ‘tierra de la vibración’ compartida, un nuevo territorio donde no había límites y al cual todos pertenecíamos. Fue una experiencia única, que nunca olvidaré”.
Este es quizás el poder no reconocido de la música: armonizar nuestros quebrantamientos, nuestros corazones y mentes fracturados, y disolver las distancias, llevándonos a una tierra común de la experiencia compartida.
Hoy, más que nunca, en un mundo que parece estar cada vez más dividido por la ideología y la política, la raza y el dogma, la música tiene un potente y relevante rol que desempeñar en la superación de estas divisiones y en llevar esperanza y sanación a la humanidad.
El Festival Portillo prepara a artistas para que lideren esta sanación
La Academia de Música del Festival Internacional Portillo se realiza cada año en el icónico Hotel Ski Portillo, en lo alto de las montañas andinas de Chile, justo en la frontera con Argentina.
La Academia del Festival Portillo fue diseñada para proporcionar a jóvenes talentos de América Latina la oportunidad de ingresar a un ecosistema de excelencia, estudiando con algunos de los mejores músicos de cámara del mundo, como el American String Quartet. Cada año, cincuenta y dos estudiantes becados de hasta 10 países de la región han revelado sus sueños y talentos ante sus maestros y colegas, sus mecenas y audiencias y, lo más importante, ante sí mismos.
Pero ¿qué hace que esta Academia del Festival sea única entre sus pares en el mundo?
Eso es algo que podemos preguntarle a cualquiera que visite los diversos y extraordinarios países de América Latina: Chile, Brasil, México, Venezuela, Argentina, Colombia, Perú, Bolivia, Uruguay, Paraguay. Incluso, si no los visitas, pero escuchas música proveniente de estas culturas, sentirás lo mismo.
América Latina es conocida en todo el mundo por su calidez, pasión, vitalidad y gran corazón. Cuando la visitas, eres bienvenido y sientes una pertenencia casi instantánea, aunque la cultura sea diferente. Como visitante, sientes el Espíritu de América Latina, y tu corazón se abre.
Este Espíritu Latino, con todos sus matices, es lo que sazona la Academia del Festival Portillo.
La música de cámara en un espíritu de calidez y alegría, junto con la hospitalidad del icónico Hotel Ski Portillo, es algo insuperable. Todos los estudiantes, profesores y amantes de la música por igual, son tratados con tanta consideración y en un ambiente tan familiar como si estuvieran en casa de la abuela, pero al mismo tiempo en un resort de esquí de clase mundial acunado en lo alto de la cordillera de los Andes.
Los estudiantes aprenden a valorar sus propias culturas como parte de aquello único que tienen para ofrecer al mundo: algo tan valioso que se transmite directamente a los corazones de la audiencia.
Ahora más que nunca, necesitamos música clásica. Y no solamente necesitamos que sus notas estén perfectas; lo que quizás sea incluso más importante hoy: necesitamos que esté impregnada del poder transformador del corazón.
Esa es la maravilla de la experiencia de la Academia de Música del Festival Internacional Portillo.